domingo, 10 de abril de 2011

SAME 2011 NO C.P.I. “VIRXE DA CELA”: A educación non é un conto, polos dereitos das nenas e as mulleres.

Desde ou noso centro queremos unirnos á Campaña Mundial pola Educación e ás accións da SAME 2011.
Baixo o lema A EDUCACIÓN NON É UN CONTO: POLOS DEREITOS DAS NENAS E As MULLERES, millóns de persoas en todo o mundo mobilizarémonos para lembrar aos líderes políticos as dificultades que millóns de nenas e mulleres teñen para acceder a unha educación de calidade e para pedirlles que tamén lembren e cumpran o seu compromiso de facer realidade a Educación para Todos e Todas en 2015.
En España, a Semana de Acción Mundial pola Educación (SAME) desenvolverase do 11 ao 17 de abril. O 12 de abril unha docente e dúas alumnas do noso colexio viaxarán a Madrid para participar no acto central da SAME e así,  facer chegar as peticións aos representantes do goberno, e que lembren e cumpran o seu compromiso de destinar os recursos necesarios para facer realidade un dos Obxectivos do Milenio que é a Educación para Todos e Todas en 2015.

Para iso, a actividade central da SAME 2011 consistirá na GRAN HISTORIA, é dicir, na elaboración dun gran libro de contos escritos por alumnos, alumnas, docentes e personalidades destacadas do mundo da interpretación nos que se reflicta como o acceso á educación -ou a falta desta- poden marcar a vida das mulleres e das nenas. Unha Gran Historia, que fale sobre os dereitos das nenas e mulleres e como a oportunidade para ir á escola cambiou o rumbo das súas historias.
Axúdanos a mostrar que a educación de calidade é necesaria para todos e todas.
Como podes facelo:
  •  Podes enviarnos o teu conto a: a.gomez@entreculturas.org, e quedará colgado aquí na nosa páxina web. Así mesmo, tamén a colgaremos, se non o fixeches ti mesmo, na páxina internacional da CME.
  •  Podes colgar ti mesmo o relato a través da páxina internacional da Campaña Mundial pola educación  http://www.cme-espana.org/  : Como? Só tes que asinar (Sign Up), escribir os teus datos (como persoa particular ou como profesor-organizador) e escribir unha pequena historia que quedará reflectida. Así poderás ler tamén as diferentes historias que se escribiron nos demais países.
 Cantos máis relatos teñamos en todo o mundo máis alto e máis claro quedará a mensaxe!

                            

20 comentarios:

  1. TAMBIÉN MERECE UNA EDUCACIÓN

    La educación de las mujeres es muy importante.

    Lucía, la madre de nuestro relato, ha recibido educación y ahora tiene una hija que se llama Miriam, pero el padre no quiere darle la educación que se merece. Brais, el padre, no está en casa en todo el día. La tía María, la hermana del padre, está totalmente de acuerdo con Lucía en que la niña debe recibir toda la educación que se merece. Lo mismo ocurre con Silvia, la hermana de Lucía. Así, por ejemplo, cuando vaya al hospital podrá entenderse con los médicos, saber por qué puerta hay que entrar, tener educación para hablar con la enfermera, para ir a la farmacia y entenderse con los farmacéuticos, y el día de mañana para poder también enseñar a sus hijos.

    Brais sigue sin estar de acuerdo, pero un día la madre de Miriam le preguntó a Miriam si quería ir al colegio y Miriam respondió que sí. Brais se ha enfadado mucho con Lucía por enviar su hija al colegio, pero Lucía no le hizo ni caso porque ella sabía qué era lo mejor para su hija, y esto era aprender a leer, escribir y conseguir una buena educación.


    Óscar Paz Garrido
    1º ESO

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  2. LO MÁS BÁSICO

    Había una vez dos familias de Dakar que se llevaban muy bien.

    La familia Ledoux estaba compuesta por un padre, una madre y dos niñas. La familia Leronge estaba compuesta por un padre, una madre, un niño y una niña.

    En Dakar la gente piensa que las niñas son menos listas que los niños.

    La familia Ledoux, como no tenía niños y en casa se necesitaba gente con conocimientos, mandaron a las dos niñas a la escuela. La familia Leronge mandó sólo al niño y la niña se quedó en casa.

    Las niñas de la familia Ledoux estudiaron y la mayor consiguió ser abogada y la menor arquitecta. El niño de la familia Leronge no fue capaz de terminar los estudios.

    Como eran amigos, la familia Ledoux tuvo que ayudar a la familia Leronge, porque como los niños no habían estudiado seguían en la pobreza más extrema.


    Adrián Allegue García
    1º de ESO

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  3. Miguel García Martín14 de abril de 2011, 16:16

    LA EDUCACIÓN, UN VALOR FUNDAMENTAL

    Esta historia cuenta la vida de una niña que vivía en Libia, un país muy poco desarrollado. Vivía en una cabaña con su padre, que es el que manda, y nos va a contar lo que le pasaba por no tener estudios cuando era pequeña:

    “¡Hola!, yo me llamo Pepa. Nunca he ido a la escuela. Cuando tenía seis años estaba trabajando diez horas en una mina, y el resto del tiempo trabajaba en casa.

    Trabajaba de lunes a sábado diez oras diarias y solo cobro al mes 25 €, mientras que los hombres cobraban mucho más pero yo no trabajaba menos que ellos.

    Yo no le decía nada al jefe porque no sabía contar. Mi salario lo conocía por lo que escuchaba decir.

    Mi padre me decía que era una burra y que no sabía contar.

    El otro día mi padre fue a hablar con el jefe, y éste le dijo que todos cobramos lo mismo, que yo no podía saber cuánto cobraban los demás porque no sabía contar…

    Mi padre, señalando a David, dijo que él sí sabía contar y que le había enseñado lo que había cobrado el último mes, y que había mucha diferencia con mi sueldo.

    El jefe admitió que mi padre tenía razón… y, por ello despidió a David y a papá.

    A final, David, buscó trabajo, y a partir de ese día mi padre me mandó a la escuela, gracias a las peticiones que los niños españoles hacían a los distintos gobiernos para que todos pudiésemos ir al colegio.

    Años más tarde, encontramos a Pepa trabajando de oficinista en los Estados Unidos.


    Miguel García Martín
    1º ESO

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  4. Martín Cortizas Suárez14 de abril de 2011, 16:18

    ¡Hola!, Me llamo Yanira y tengo 32 años. Vivo en un pequeño pueblo del Congo y nunca he tenido la oportunidad de ir a la escuela porque mi padre decía que eso era para los hombres.

    Mientras todos los niños estaban en el colegio, yo testaba trabajando duramente y los veía por la ventana mientras hacía la comida. Ahora trabajo recolectando cacao y lo vendo a los camioneros que vienen a recogerlo, pero muchas veces me engañan pues no controlo las matemáticas. Si hubiera ido al colegio, mi vida habría sido mucho mejor.

    Martín Cortizas Suárez
    1º de ESO

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  5. Yaiza Fernández Rodríguez14 de abril de 2011, 16:19

    MARÍA Y SU VIAJE

    Érase una vez una niña llamada María, que vivía en Argentina. Era una niña muy guapa y buena, pero vivía con su padre y su hermano, porque su madre había muerto.

    Su padre apenas le hacía caso. Se preocupaba más por su hermano.

    Un día María decidió irse de vacaciones a España, pero el padre no le dejaba marchar porque pensaba que allí mandaban más las mujeres que los hombres, y María volvería cambiada.

    María decidió subir al avión. Cuando el padre se enteró de que iba a viajar corrió al avión, momento que María aprovechó para bajar y el padre se fue, sin querer, de viaje a España. Allí el aprendo muchas cosas y María disfrutó un mes sin tener que aguantar a su padre.

    Yaiza Fernández Rodríguez
    1º E.S.O

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  6. Daniel Lence Meizoso14 de abril de 2011, 16:21

    SANDRA, LA SALVADORA

    En Camerún vive la familia Titikaka, la familia más importante de Douala.

    Ahora os voy a contar la historia de cómo llegó a ser tan importante.

    Todo comenzó hace unos seis años. La familia Titikaka vivía en una chabola.

    En la casa vivía el patriarca Colugale, su mujer Patika, y su hija Sandra.

    Llevaban una vida muy dura. La mujer sembraba, el patriarca pescaba y cazaba, y la hija se ocupaba de la casa.

    Un buen día Sandra le pidió permiso a su padre para estudiar, pero él se negó a concedérselo. Ella estuvo insistiendo todos los días durante un mes, hasta que su padre aceptó.

    Cuando Sandra acabó sus estudios secundarios y el bachillerato, decidió estudiar empresariales.

    Hace unos cuatro años la cogieron en la mejor empresa de Douala, y con todo el dinero que ganó sacó a su familia de la ruina y también ayudó a las familias de sus amigos.


    Daniel Lence Meizoso
    1º E.S.O

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  7. Miriam Crespo López14 de abril de 2011, 16:25

    TODOS TENEMOS UNA NUEVA OPORTUNIDAD

    Desde pequeña, mi madre me había concienciado de lo importante que era ir a la escuela, ya que el día de mañana, aunque sólo hubiera sacado el título de E.S.O., me valdría de mucho.

    Siempre había soñado estudiar una carrera y poder ser independiente y valerme por mí misma. Al principio, lo tenía todo muy claro, pero la infancia transcurrió y una nueva forma de pensar se fue imponiendo. Sólo tenía 15 años, pero sentía como si fuese mi obligación ocuparme de las tareas de la casa.

    Mi madre ya no estaba. Había fallecido unos años atrás, y mi padre había estropeado su débil cuerpo dedicándose a ir de bar en bar y a estas alturas de mi vida, se pasaba el día metido en cama a causa de su debilidad.

    Tengo tres hermanos más pequeños que yo ¿quién si no yo iba a cuidar de ellos? Mi hermanos mayor se pasaba el día trabajando para poder aportar dinero a casa, y por las noches, cuando llegaba, se ponía a estudiar para poder sacar unos ciclos y formarse más ¿Quién si no yo iba a cuidar de esta familia?

    Viendo estas circunstancias, era obvio que debía quedarme en casa; era mi obligación. Los profesores del instituto habían hablado conmigo más de una vez sobre este tema, para que no abandonase los estudios. Después de pensarlo decidí no dejarlos: iría a clase siempre que pudiera, es decir, siempre que no me quedaran por hacer las tareas en casa.

    Sin embargo, al final, decidí no volver más al instituto. Los profesores, mis amigos, la gente que me rodeaba, me estaban agobiando. En mi entorno no se hacía más que hablar sobre los derechos a la educación. Lo sabía…, debía estudiar, tenía que formarme más como persona…, debería pensar más en mi futuro, tenía que centrarme más en aprovechar esta oportunidad única y no echarla a perder… Pero si no me quedaba en casa me sentía realmente mal, sentía que no había cumplido con mi deber y que mis hermanos no estarían en buenas manos.

    *****

    Estaba sola en casa, planchando. Mi padre había ido de nuevo al bar, y los pequeños se encontraban en unas clases de refuerzo educativo. Sonó el timbre. Bajé a abrir la puerta y pude ver que, tras ella esta él…, estaban sus bellos ojos verde esmeralda…, esa piel tan blanca y esa sonrisa única en el mundo.

    Le franqueé la puerta y nos dirigimos al salón. Tras acomodarnos, comenzamos a charlar.

    -Sé que no vas al instituto… por favor, me gustaría que me dieses un motivo.
    -Creí que me habías dejado muy claro que no querías saber nada de mí.
    -Sí, lo dije… pero no me parece justo que no puedas estudiar.
    -Es que… es muy complicado.
    -¿Tan complicado como regresar al instituto?. Mira… sé realmente cuál es tu situación y siento decirte que vas por el lado equivocado.
    -Debo cuidar de mi familia.
    -No…, debes cuidar de ti misma, para después cuidar de los otros.

    En aquel momento sonó su teléfono, y al ver quién lo llamaba, se despidió y salió. Me quedé pensando en la conversación y sí… podía ser que tuviera razón… ¿quién era mi padre para hacerme su esclava? E incluso… ¿Quién era yo para no valorarme como debía?

    Me armé de valor, volví al instituto y aclaré las cosas con mi padre. Fue una experiencia muy agradable y me sentía feliz, muy feliz, pero sobre todo, honrada de poder estudiar y recibir una buena educación y formación… y con esto llegué a mi meta…

    Mantengo una relación estable con aquel muchacho, estoy acabando la carrera de medicina y ya he decidido hacer la especialidad de dermatología.

    Alguien podría pensar que mi decisión pudo haber hecho más difícil la vida de mis hermanos pequeños… muy al contrario… mi decisión sirvió para que realmente formásemos una verdadera familia… cada uno, según sus posibilidades y capacidades, comenzó a ocuparse de alguna tarea doméstica, y entre todos salimos adelante dependiendo unos de los otros pero sin que ninguno tuviera que renunciar a su propio sueño.

    Miriam Crespo López
    2º E.S.O.

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  8. Carla López Basteiro14 de abril de 2011, 16:26

    ¿…Y QUÉ HARÍAS?

    ¿Qué harías tú si no tuvieses estudios? ¿Y qué harías si los tuvieras? ¿Si fueses una mujer, protestarías para tenerlos? ¿Y si fueses un hombre, protestarías por ellas? ¿Serías capaz de dejar a alguien sin estudios? ¿Dejarías a una mujer sin estudios siendo ellas las que mejores notas sacan? Las mujeres son simplemente seres humanos de otro sexo. De los seres humanos que son analfabetos, la mayoría son mujeres.

    Este es el caso de Fefé. Tenía un cociente intelectual altísimo. Podía haber sido otra Einstein, pero no pudo estudiar.

    Carla López Basteiro
    2º E.S.O

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  9. Rocío Díaz Castrillón14 de abril de 2011, 16:30

    Este año convocaremos una reunión para contar lo que sucede a muchas familias de este mundo…

    En muchas casas en las que hay niñas y mujeres, independientemente si son más o menos pobres, las niñas no pueden tener una educación reglada, un título o algún que otro estudio… mientras tanto, sus hermanos varones pueden ir a la escuela y estudiar. Por eso os vamos a contar una historia que ocurrió hace catorce años:

    “Esta era una familia que tenía dos hijos y una hija. Los padres prefirieron que la niña se quedara en casa para hacer las tareas con su madre y cuidar a sus hermanos.

    Ella tenía tan sólo doce años y sus padres decidieron casarla con un hombre de cincuenta años. Al casarse con él tuvo que irse a casa de la familia de su marido sin conocerlos de nada.

    Los hermanos consiguieron tener una buena carrera mientras que ella no había aprendido ni a leer ni a escribir, sólo sabía hacer las cosas de casa, cuidar de su marido, de sus suegros y de sus hijos”

    Es por casos como este que queremos conseguir que todas las niñas y mujeres de este mundo puedan tener una enseñanza, una educación, que las haga dueñas de su vida.

    Rocío Díaz Castrillón
    2º E.S.O.

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  10. Óscar Pérez Sanjurjo14 de abril de 2011, 16:31

    Érase una vez una niña que al cumplir seis años quería ir al colegio, ya que a esa edad ya podía hacerlo.

    Ella estaba decidida a ir a la escuela y a esforzarse para conseguir aprobar todo y acabar los estudios. Su madre la apoyaba con toda su alma ya que la había preparado los años anteriores enseñándole las cosas más básicas.

    Por su parte, su padre, opinaba que era mejor que se quedara en casa, ya que tenía hermanos pequeños y era mejor que ayudara a su madre a cuidarlos. Ella era la única niña, la mayor de cinco hermanos.

    Cuando iba a lavar la ropa, pasaba por los alrededores del colegio y todos los alumnos la conocían. Un día la invitaron a ver el colegio y hasta le pidieron a sus padres que le3 permitieran ir a clase, y al final el padre cedió. Ella se esforzó y sacó los estudios adelante y ahora es una importante empresaria.

    Óscar Pérez Sanjurjo
    2º E.S.O

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  11. Óscar Vidal Couceiro14 de abril de 2011, 16:33

    SUSANA

    Érase una vez una niña llamada Susana. Cuando tenía siete años, sacaba dieces en los exámenes, pero cuando tenía doce años, sacaba cuatros, treses…, porque sus padres le mandaban trabajar y no querían que estudiara.

    Cuando Susana cumplió los dieciocho años, se fue a casa de su tía Loli y ella le proporcionó uno estudios, pero muy pocos, ya que no tenía dinero para pagarle más. Aún así, Susana salió peluquera.

    Yo pienso que si sus padres le hubieran proporcionado unos estudios decentes, Susana podría ser profesora, ingeniero técnico o mucho más…

    Óscar Vidal Couceiro
    2º E.S.O.

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  12. Diego Rodríguez López14 de abril de 2011, 16:35

    ¡DEJADME ESTUDIAR!

    Corría el año 1960 en una aldea llamada Ambroa de la provincia de La Coruña, vivía una adolescente llamada Ana Isabel. Un día por la mañana temprano, antes de dirigirse al instituto le dijo a su padre:

    -Padre, estoy en el último año y mis notas no bajan de ocho. Déjeme estudiar y hacer una carrera.

    -¡Ana Isabel, estás loca! Ya me cuesta trabajo daros alimentación a ti y a tu hermano y me pides tal capricho…

    La joven se fue llorando al colegio y al verla el director dijo:

    -Ana Isabel, ¿Qué te pasa?

    La chica, secándose las lágrimas dijo:

    –Es mi padre, dice que no me puede pagar los estudios y quiere que aprenda un oficio y cuide de mi hermano pequeño.

    -No hay problema, -dijo el director- el centro te proporcionará una beca. Es más, yo iré hoy a tu casa a habar con tu padre.

    Era al atardecer cuando se escuchó el timbre. El señor José, padre de Ana Isabel, abrió la puerta.

    -Señor José, soy el director del centro en el que estudia su hija y me gustaría hablar con usted.

    El padre lo invitó a entrar. Se sentaron en el sofá y empezaron a hablar.

    -Su hija puede llegar a ser una gran matemática, déjela seguir estudiando.

    -Lo siento, señor, pero eso no va a ser posible, mi familia no dispone de tantos recursos y además tiene que cuidar de su hermano.

    -No hay problema, -replicó el director-, el centro le dará una beca… Su hija tiene mucho potencial en matemáticas y pronto podrá ayudarle con las cuentas del negocio, con lo que usted se ahorrará el sueldo de un empleado…

    -Pues, adelante, dijo el padre sonriendo…

    Así, Ana Isabel se convirtió en una gran catedrática.

    Diego Rodríguez López
    2º E.S.O

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  13. Lucía Bouzón Díaz14 de abril de 2011, 16:42

    LA EDUCACIÓN
    Un valor al que no le damos importancia

    Empecemos por preguntarnos qué es la educación… ¿somos todos iguales? ¿por qué hacemos diferencias de oportunidades para los dos sexos?

    Ahora os voy a contar la historia de una familia:

    Érase una vez una señora de unos 60 años, llamada Doña Educación, casada con Don Machismo, que tuvieron una hija llamada Noelia.

    Doña Educación le dio a Noelia la oportunidad de ir al colegio, cosa que Noelia supo aprovechar.

    Doña Educación estaba muy contenta de su hija, y de que asistiera con asiduidad al colegio, solo que esa idea a Don Machismo no le gustaba mucho por el simple hecho de que Noelia era mujer. Pero Doña Educación no había tenido la oportunidad de estudiar y quería que su hija la disfrutara y aprovechara.

    Un día, a la cena, Doña Educación sacó el tema diciendo:

    -Tengo aquí unos billetes que me dieron por un trabajo que hice, pero no sé cuántos hay porque no sé ni contar… ¡Ay! Ojalá pudiera ir a la escuela, tener esa oportunidad, seguro que me habría gustado leer…, leería mucho y también tendría una letra perfecta, sin faltas…

    Don Machismo le cortó la conversación… no le gustaba ese tema.

    -Ya está bien, estoy harto de todo esto –dijo.

    -Mamá, estoy contigo, cuando tenía trece años estaba siempre quejándome, que me quería ir de aquella cárcel tan aburrida, pero ahora, con veinte, te agradezco mucho que me hayas dado la oportunidad de estudiar y tener un trabajo decente, ser igual que cualquier hombre, ni más ni menos.

    -Sí hija, tu padre dice eso porque él ha tenido la magnífica oportunidad de poder estudiar –dijo Doña Educación.

    -Déjame los billetes, que te los cuento –dijo don Machismo mientras se los sacaba de las mano y empezaba a contar- …cinco, diez, veinticinco… sesenta y cinco… toma. Tienes sesenta euros. Me quedo con cinco para ir después al bar…

    -Y… retomando la conversación –dijo Noelia- Ahora estoy estudiando para profesora, pero después quiero hacer algo para que las mujeres y las niñas puedan estudiar, y que eso cueste poco.

    -Estupendo, hija –dijo Doña Educación- Me parece muy bien. ¡Magnífica idea! Así, todos podremos ser iguales.

    -¿Qué mierda os enseñan ahora en el colegio? –protestó Don Machismo- ¡Es que os llenan la cabeza de pájaros! ¡Lo que tenéis que hacer las mujeres es estar en casa, haciendo las labores que os son propias.

    -¿Y por qué no al revés: vosotros en casa y las mujeres a estudiar? –replicó Noelia harta ya de la situación.

    -¡Ya está bien! Soy tu padre y merezco un respeto. Marcho, que ya no os aguanto más.

    A Don Machismo nadie lo hacía entrar en razón.

    Al fin Noelia consiguió acabar la carrera de magisterio y abrió una escuela para mayores que no habían podido estudiar de pequeños. Doña Educación fue la primera en apuntarse.

    Dale un SI a la educación y a la igualdad.

    Lucía Bouzón Díaz
    2º E.S.O

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  14. Elisa Fernández Martínez14 de abril de 2011, 16:44

    Hace más de 30 años, cuando yo era una niña inocente y vivaracha, vivía en una pequeña ciudad con mi madre y mi tía. Yo tenía problemas con la escuela pues no me gustaba estudiar y cuando mi madre recibía mis notas, me azotaba y después se ponía a llorar. ¡Siempre la misma rutina!. Pero aquella vez fue diferente. Me cogió de la oreja y me sentó en una silla.

    -Pero Rosa, -empezó a hablarme con calma, entre sollozos- tú no te das cuenta de que si no estudias, cuando seas mayor nadie querrá que trabajes para él, pues no tendrás conocimientos ni de cálculo, ni de ciencias… La gente te engañará continuamente, so sabrás administrar el dinero y no tendrás qué comer.

    Mi madre, al ver que no le prestaba mucha atención, me cogió por el brazo y me llevó a la calle.

    -¿Qué ves? –me preguntó.
    -Pues, las tiendas y… gente –le contesté.
    -¿Qué gente? –me volvió a preguntar.
    -Vagabundos –contesté bajito.

    Me cogió de la mano y me llevó hasta ellos. Se paró delante de una señora que parecía ser su conocida.

    -¡Hola, Isabel! Te presento a mi hija. No quiere estudiar y yo ya no sé qué hacer, ¿puedes tú decirle algo? –le preguntó.

    Yo estaba pensando qué me podría enseñar esa mujer a mí… Sólo era una vagabunda.

    -Cuando yo tenía más o menos tu edad, al morir mi madre, mi padre me sacó de la escuela para que cuidara de la casa. Pasados los años mi padre también murió dejándome sola. Tenía que buscarme un trabajo pero nadie quería contratarme pues no tenía los conocimientos necesarios y me vi obligada a vivir de la mendicidad.

    Cuando Isabel terminó, se echó a llorar. Se levantó y se fue.

    Al día siguiente yo seguía pensando en cómo estaba desperdiciando la oportunidad que me estaban dando. Decidí estudiar, pero poco después, mi madre murió y mi padre me sacó del colegio cuando tenía doce años. Ahora soy una versión de aquella mujer, de Isabel.

    Elisa Fernández Martínez
    2º E.S.O

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  15. Lucía Otero Rodríguez14 de abril de 2011, 16:46

    UNA EXTRAÑA SENSACIÓN

    Aquella mañana un sol reluciente entraba por mi ventana como incitándome a levantarme.

    Una extraña sensación recorría mi cuerpo, un hormigueo me anunciaba que había algo que cambiar, algo desconocido me mantenía intranquila.

    ¿Qué era aquello? No podía describirlo y entonces pensé…, pensé…, y pensé.

    Reflexioné sobre la sociedad y fue entonces cuando caí en la cuenta.

    Había demasiadas preguntas sin respuesta que quizá tuviesen una explicación en algún momento de la historia, pero ya era hora de cambiarlo todo.

    Sola, en silencio, en medio de la tranquilidad de mi cuarto, pensé en aquellas amigas que había ido perdiendo porque sus familias no les habían permitido seguir con los estudios.

    Rebusqué en medio de todos aquellos papeles olvidados que tenía, envejecidos, en un cajón y encontré sus números de teléfono.

    Sin pensarlo dos veces marqué, dudando de aquellos borrosos números. La voz de una joven me atendió. Sonaba entristecida, profunda y lejana.

    Saludé y pregunté por mi amiga. Era ella… la voz desanimada que me había contestado, era ella.

    Pasamos un rato hablando y me contó cómo le había ido.

    Relataba que, como sus padres no le habían permitido continuar sus estudios, ahora tenía que trabajar duro en el campo.

    Le di ánimos que le expliqué que aún tenía oportunidades, pero ella contestó con un tono apagado que en casa no se lo permitirían.

    Después de hablar con esta amiga llamé a las demás y se repitió la misma historia una y otra vez.

    Aquella mañana me había levantado con ganas de cambiar aquellas situaciones pero sólo conseguía sentirme impotente.

    Lucía Otero Rodríguez
    2º E.S.O.

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  16. Yaiza Seijas Abeal14 de abril de 2011, 17:04

    …No podían estudiar!!!

    Había una familia compuesta por los padres, analfabetos, y cuatro hijos. Eran tan pobres que apenas tenían dinero para comer y los niños tenían que trabajar en vez de ir al colegio, y así pasaba un año tras otro hasta que un gran día, los hijos mayores empezaron a trabajar en una casa rica. Sus dueños, después de enterarse de la vida de los niños decidieron, decidieron que esos niños tenían que ir al colegio, y por tanto los mandaban por las mañanas al colegio por las tardes a trabajar, y así hasta que los propios niños fueron mayores y se volvieron cultos y, con sus esfuerzos y la ayuda de los señores consiguieron una carrera.

    Buscaron a sus hermanos pequeños para ayudarles y también a sus padres y al final, cuando los encontraron los ayudaron en lo pudieron puesto que ellos aún seguían siendo pobres.

    Yaiza Seijas Abeal
    2º ESO

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  17. Natalia Rodríguez Iglesias14 de abril de 2011, 17:06

    IGUALDAD DE OPORTUNIDADES

    ¡Hola!, soy Carlota y os voy a decir mi punto de vista sobre las mujeres y de las niñas.

    Yo creo que las niñas tienen derecho a estudiar como los niños, en vez de quedarse en casa haciendo las tareas o cuidando a su madre, padre, abuelo, abuela, hermanos… Porque si estudian pueden tener un trabajo mejor, cosa que no suelen tener, en determinados lugares, porque, como ya dije se quedan en la casa.

    Yo también creo que las mujeres pueden elegir el trabajo: si quieren ser mecánicas, pues se lo deberían permitir, porque no hay ningún trabajo sólo para hombres.

    Natalia Rodríguez Iglesias
    2º de E.S.O

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  18. EL PROBLEMA DE MARISOL

    En el 2.000, Marisol era una mujer que vivía en la India con su marido. Su casa era muy vieja y pobre. Tenía un mal techo y ninguna ventana.

    Un día Marisol estaba plantando lechuga en la huerta, cuando su hombre vino corriendo y la tiró al suelo y le pegó.

    -No puedes estar fuera, deberías estar dentro trabajando. –Dijo el hombre agarrándola por la muñeca y llevándola hacia la puerta de la casa.

    Marisol se puso a llorar.

    -No me dejas libertad, estoy todo el día en casa y no veo los rayos del sol –dijo Marisol mirando fijamente a su esposo.

    Una mujer que pasaba por allí los oyó, fue corriendo a la policía para avisar de lo que ocurría. La policía fue corriendo a la casa, agarró al hombre y le dijo:

    -José, es la última vez que te aviso –le dijo la policía llevándoselo fuera- Mujer, ya eras libre. Ahora mandas tú en casa. José no te volverá a pegar…

    A los tres años, Marisol era feliz con sus hijos y ya no recordaba lo que le había hecho José.

    A parte de Marisol, había muchas mujeres felices que también habían pasado por lo mismo.

    Pero ahora, gracias a las mujeres que supieron defender sus derechos… las mujeres ya no somos esclavas.


    Nina Arcas Bouza
    1º E.S.O.

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  19. María Fraga Tizón15 de abril de 2011, 14:38

    MELISA

    La mujer se llamaba Melisa. Estaba casada y tenía dos hijos y un problema: no tenía estudios.

    Un día se le ocurrió volver a la escuela pero su marido no quería porque él tendría que quedarse por las mañanas con sus hijos y se opuso totalmente.

    Melisa se puso muy triste y se fue corriendo a casa de su hermana gemela Rocío. Melisa empezó a contarle todo lo que había sucedido y Rocío le dijo:

    -Tú, tranquila, hermana. Yo, y conmigo todas las mujeres de este pueblo te apoyaremos para que estudies.

    Y entonces, Melisa, contenta, le dio las gracias y un abrazo muy fuerte y se fue a su casa para hablar con su marido.

    El marido de Melisa la escuchó atentamente y después de tanto insistirle permitió que Melisa fuera al colegio.

    Al cabo de unos meses Melisa ya sabía muchas cosas y era la mujer más inteligente del pueblo.

    Y todos los días iba a casa de su hermana Rocío para enseñarle cosas nuevas. Era su manera de darle gracias a su hermana por haberla animado a perseguir su sueño y, todas las noches, cuando se iba para la cama se preguntaba:

    ¿Qué hubiera hecho yo si no hubiera vuelto al colegio?


    María Fraga Tizón
    1º E.S.O
    C.P.I “Virxe da Cela”
    Monfero (A Coruña)

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  20. Javier Bouzón Sánchez15 de abril de 2011, 14:42

    PENA DE CÁRCEL A LA INCULTURA

    Érase una vez una niña que no iba al colegio porque en su país se consideraba que las niñas eran unas fracasadas en los estudios; que sólo los niños podían ir a la escuela, que ellas tenían que hacer las cosas de la casa

    Cierto día las mujeres se pusieron de acuerdo para hacer una huelga para que las mujeres y las niñas pudieran trabajar y estudiar y recibir la misma educación que los hombres. Estuvieron esperando, y después de unas cuantas semanas, les llegó una carta diciendo que se aprobaría una ley para que todas las niñas y mujeres tuvieran los mismos derechos que los hombres, y que el hombre que en su casa o en otro lugar, impidiera su cumplimiento, sería sancionado con un mes de cárcel y otro de trabajos comunitarios. Después de esto, la niña y su madre fueron al colegio y al trabajo como cualquier varón.

    Javier Bouzón Sánchez
    1º ESO
    CPI. “Virxe da Cela”
    Monfero (A Coruña)

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